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abril 21, 2025La terapia de exposición es una técnica basada en la evidencia dentro de la terapia cognitivo-conductual (TCC) que se utiliza con gran eficacia para tratar trastornos de ansiedad, incluido el trastorno de estrés postraumático (TEPT). Esta terapia parte de la premisa de que evitar los recuerdos dolorosos, lugares o situaciones que generan miedo refuerza el malestar psicológico y mantiene el problema en el tiempo. Al exponer gradualmente a la persona a estos desencadenantes en un entorno seguro y controlado, se reduce el impacto emocional y se favorece la recuperación.
¿En qué consiste la terapia de exposición?
La terapia de exposición implica que el paciente confronte de manera gradual y repetida las situaciones, pensamientos o recuerdos que teme o evita. Esta exposición puede realizarse de varias formas:
- Exposición en vivo: enfrentarse directamente a situaciones reales que provocan ansiedad.
- Exposición imaginaria: recordar voluntariamente eventos traumáticos y describirlos con detalle en un ambiente terapéutico.
- Exposición interoceptiva: inducir sensaciones físicas similares a las de la ansiedad (por ejemplo, hiperventilar brevemente) para reducir la sensibilidad al miedo corporal.
Este abordaje permite que el sistema nervioso se desensibilice frente a los estímulos temidos y que la persona aprenda que puede tolerar el malestar sin que ocurra un daño real.
La exposición controlada a desencadenantes puede reducir el miedo y la evitación
Uno de los principios clave en la terapia de exposición es que el evitar constantemente lo que causa malestar impide que el cerebro aprenda que esos estímulos ya no son peligrosos. La exposición controlada ayuda a revertir este patrón.
Cuando la persona se enfrenta repetidamente a los desencadenantes de forma gradual, el cerebro comienza a reinterpretar la amenaza y a disminuir la respuesta de miedo. A esto se le llama habituación.
Por ejemplo, una persona con TEPT puede evitar ciertos sonidos, lugares o personas que le recuerdan el trauma. En la terapia de exposición, estos desencadenantes se introducen de forma estructurada, comenzando por los menos angustiantes. Con el tiempo, la persona experimenta un descenso en la ansiedad y en la necesidad de evitación, ganando autonomía y confianza.
Beneficios de la terapia de exposición
- Disminuye la intensidad de los síntomas ansiosos o traumáticos.
- Mejora el funcionamiento cotidiano (relaciones, trabajo, sueño).
- Promueve el empoderamiento y la autorregulación emocional.
- Ayuda a resignificar el trauma desde una perspectiva segura.
Preguntas frecuentes (FAQ)
No. Aunque puede ser incómoda al principio, se realiza de manera segura y progresiva. El objetivo es reducir el malestar, no revictimizar al paciente. Un terapeuta entrenado guía todo el proceso.
Depende del caso, pero muchas personas reportan mejoras después de 8 a 12 sesiones. La constancia es clave.
No necesariamente. La exposición imaginaria puede incluir recordar el evento, pero siempre desde un enfoque terapéutico, con contención emocional. El objetivo es resignificarlo, no revivirlo con sufrimiento.
Es especialmente útil en fobias, trastorno de pánico, TEPT y TOC. Sin embargo, debe adaptarse a cada persona. No se recomienda cuando hay desregulación emocional severa sin antes haber trabajado la estabilidad.
Aunque hay ejercicios que se pueden hacer entre sesiones, es fundamental que el proceso sea guiado por un profesional para evitar retraumatización o exposiciones mal estructuradas.
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Dra. Evelyn Arguedas Mora
Licenciada en Psicología
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